Por unos cuidados más justos
La realidad hoy en día es que quién sea y dónde viva puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
Por unos cuidados contra el cáncer más justos
La mitad de la población mundial carece de acceso a todos los servicios sanitarios esenciales. En relación con el cáncer, a muchos se nos niega la atención básica a pesar del hecho de que vivimos en un tiempo de avances impresionantes en la prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer.
Se trata de la desigualdad, y está costando vidas. Quienes buscan tratamiento contra el cáncer encuentran barreras a cada paso. Los ingresos, la educación, la localización geográfica y la discriminación basada en la etnia, raza, género, orientación sexual, edad, discapacidad y estilo de vida solo son unos pocos de los factores que pueden afectar negativamente a la atención. Los grupos más desfavorecidos son también aquellos con más probabilidad de tener mayor exposición a factores de riesgo como el tabaco, una dieta poco saludable o peligros medioambientales.
La falta de igualdad afecta a todo el mundo. Puede que le parezca que la brecha de igualdad no le afecta personalmente, pero seguramente afecta a alguien que conoce. Mientras la desigualdad es mayor en países con ingresos medios y bajos, los países con más recursos también muestran una desigualdad notable. Está casi garantizado que la desigualdad le afecta a usted o a gente de su comunidad.
Podemos acabar con la desigualdad. La realidad hoy en día es que quién sea y dónde viva puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte, y no es justo. Pero podemos cambiarlo.
Este año, sume su voz al esfuerzo y pida a su representante por unos cuidados más justos.
¿Es la «inequidad» lo mismo que la desigualdad?
En la atención sanitaria, la desigualdad se refiere a la injusta distribución de los recursos. En cambio, inequidad significa diferencias injustas y evitables en tratamientos y resultados.
La diferencia puede parecer sutil, pero acabar con la desigualdad en el tratamiento contra el cáncer no se trata simplemente de proporcionar los mismos recursos a todos. Las medidas no son iguales para todos, y cada problema requiere una solución diferente. La equidad consiste en dar a todos ofrecerles la oportunidad de tener resultados similares.
Se trata de mí, se trata de todo el mundo
La falta de igualdad es una realidad para todos los países, con ingresos medios y bajos por igual, y afecta negativamente a personas de toda condición.
- Entre las mujeres blancas de Estados Unidos, el índice de esperanza de vida de cinco años por cáncer cervical es de 71 %. Entre las mujeres negras el porcentaje es solo de 58 %.
- En Nueva Zelanda, los maoríes tienen el doble de probabilidades de morir de cáncer que quienes no lo son.
- El índice de supervivencia en el cáncer infantil supera el 80 % en países con ingresos altos, pero es solo del 20 % en países con ingresos bajos.
- Más del 90 % de la mortalidad por cáncer cervical tiene lugar en países con ingresos bajos y medios.
- El cáncer mata a casi 10 millones de personas al año y el 70 % de ellos tienen 65 años o más; aún así, la población de más edad afronta barreras desmesuradas para tener un tratamiento eficaz.
- En las poblaciones de refugiados, es muy probable que el cáncer se diagnostique en fases avanzadas, lo que conduce a peores resultados.
- Debido, en parte, a la discriminación por parte de los profesionales de la salud, la detección del cáncer entre la población transgénero es inferior al resto de la población.
- Hay diferencias significativas en los resultados de cáncer entre pacientes rurales y no rurales, incluso en escenarios de ingresos altos como Estados Unidos.
El progreso apunta a un futuro mejor
Donde hay progreso hay esperanza. Cuando las personas se unen, cuando las comunidades dan apoyo a los vulnerables y cuando los individuos innovan y colaboran más allá de sus fronteras, el cambio está al alcance de la mano.
He aquí algunos ejemplos que ofrecen esperanza.
En Nigeria, el Centro de Atención y Apoyo al Cáncer de Sebeccly ayudó a los pacientes a acceder a un diagnóstico y tratamiento de cáncer más prematuro con el lanzamiento de la herramienta digital Oncopadi.
En Canadá, muchas organizaciones colaboran entre sectores en una serie de medidas dirigidas a acabar con la desigualdad en la atención sanitaria de las poblaciones indígenas.
En todo el mundo, los gobiernos destinaron 8.817.000.000.000 dólares a Gavi, una asociación mundial para la salud, para proporcionar vacunas contra el virus del papiloma a 84 millones de niñas de regiones con bajos ingresos para protegerlas del cáncer cervical.
En 2022, la Unión para el Control Internacional del Cáncer y sus socios crearon la coalición para el Acceso a Medicamentos Oncológicos (ATOM, por las siglas en inglés de Access To Oncology Medicines), una nueva iniciativa global destinada a mejorar el acceso a los medicamentos esenciales contra el cáncer en los países de ingresos bajos y medios-bajos, a aumentar la capacidad de diagnóstico del cáncer y a gestionar y controlar adecuadamente el suministro de estos medicamentos.
El progreso puede adoptar muchas formas, tanto si se trata de una nueva asociación para hacer una mejor detección en comunidades rurales como de un barrio que se une para facilitar el transporte para el tratamiento del cáncer de un compañero. Quedan muchas desigualdades e injusticias, pero pueden solucionarse con ideas y acciones innovadoras si trabajamos todos juntos.
Informe sobre la equidad en el Día Mundial contra el Cáncer
(El informe sólo está disponible en inglés)
En un nuevo informe publicado en febrero de 2023, miembros actuales y pasados de la Junta Directiva de la UICC escriben sobre las disparidades en la atención oncológica en sus respectivos países y regiones, y sobre lo que se está haciendo para cerrar la brecha asistencial.
Descargar el informe (PDF in inglés)
¿Cómo es un mundo equitativo?
Conseguiremos la igualdad sanitaria cuando cada persona tenga la oportunidad de alcanzar su pleno potencial de salud sin barreras o limitaciones creadas por la condición social u otras circunstancias determinadas social o comercialmente.
El objectivo es sencillo: igualdad sanitaria inmediata
La desigualdad en el tratamiento del cáncer no es inevitable. Nuestro sistema se puede reinventar, la situación de una persona se puede mejorar, su conocimiento sobre el cáncer se puede aumentar y su acceso a los servicios pueden ser más fáciles.
De manera colectiva, podemos reducir la desigualdad:
- educando a la población sobre la prevención del cáncer;
- dotando a los profesionales sanitarios de habilidades y conocimientos que incluyan la influencia de las desigualdades en el tratamiento del cáncer;
- reforzando la atención primaria de salud que se proporciona en las comunidades;
- abordando mediante políticas y programas algunos factores económicos y sociales que pueden afectar negativamente a la salud de las personas;
- aumentando los recursos, tanto económicos como de personal, dedicados a la investigación del cáncer, y hacer un seguimiento de la carga económica del cáncer a nivel nacional para realizar inversiones más efectivas;
- aplicando planes de prevención y control del cáncer específicos a nivel nacional que aborden las necesidades y los recursos particulares de cada país;
Como individuos también tenemos un papel importante que desempeñar. ¿Cómo? Alzando nuestras voces y presionando a los gobiernos para que aborden la raíz de la causa de las desigualdades y tratar el cáncer como un asunto de salud importante, además de desafiar de forma directa, verbal y firme el estigma y la discriminación en todas sus formas.
Dentro de la brecha de la igualdad: 8 barreras en el tratamiento del cáncer
Dónde vives. Quién eres. De dónde procedes. A qué te dedicas. A quién amas. Estos son los llamados factores determinantes sociales de la salud y representan los numerosos factores que pueden interponerse injustamente entre usted y la prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer.
1. Normas de género y discriminación
En el mundo, las mujeres y las niñas sufren discriminación como resultado de la misoginia, los estereotipos y los roles de género que se esperan. Ciertos contextos culturales y religiosos pueden limitar aún mas el acceso al tratamiento del cáncer en su momento oportuno. El estigma y el ostracismo que hay con el cáncer de mama y cervical pueden hacer que las mujeres sean reacias a someterse a pruebas de detección del cáncer. En algunas partes del mundo una mujer puede necesitar aprobación tácita o permiso explícito del hombre de la casa para ir al médico.
Los hombres también sufren los efectos negativos de la discriminación de género y los tabúes sociales y culturales. Las normas sociales que rodean a la masculinidad pueden hacer que los hombres tengan predisposición a hablar de problemas de salud y a tener en cuenta ciertos procedimientos vitales como la cirugía para el cáncer de próstata en fase inicial, debido a los posibles efectos secundarios, entre los que se pueden incluir la incontinencia o la impotencia.
2. Barreras de grupos de población minoritarios
El racismo tiene un gran efecto en la posibilidad de las personas para acceder al tratamiento del cáncer, y los grupos de población minoritarios encuentran con frecuencia serias barreras cuando acceden a los servicios sanitarios básicos de su país. Por ejemplo, la población indígena que vive en más de 90 países representa el 6 % de la población mundial, pero representan un 15 % de la pobreza extrema.
La población indígena sufre peor salud y peores resultados. Estos factores, combinados con la discriminación sistemática, las violaciones de derechos humanos, las diferencias lingüísticas y culturales y otros muchos factores, se agravan por una mayor exposición a una mala nutrición, abuso de drogas y otros comportamientos que constituyen factores de alto riesgo para el cáncer.
3. Pobreza y nivel socioeconómico
La pobreza limita seriamente el acceso al tratamiento del cáncer de calidad. Tanto en los países con altos y bajos ingresos, un nivel socioeconómico más bajo se traduce en menos acceso. Entre los incontables obstáculos ligados a los medios económicos se incluye el transporte al hospital desde poblaciones remotas, la imposibilidad de tener permiso en el trabajo o tener quien cuide a los hijos para facilitar la detección o el tratamiento, y la falta de seguro médico u otros medios económicos para solventar el alto coste de la asistencia.
Viva donde viva, si le diagnostican un cáncer en fase avanzada y es un paciente de ingresos bajos, solo tiene educación primaria o no tiene seguro médico, tiene más posibilidades de sufrir una crisis financiera o morir en 12 meses a partir de un diagnóstico de cáncer.
4. La división entre zonas rurales y urbanas
Las personas que viven en zonas rurales se enfrentan a muchos obstáculos que se interponen entre ellos y sus posibilidades de sobrevivir al cáncer. La falta de servicios de prevención, detección y de tratamiento implica la posibilidad de tener que recorrer largas distancias para acceder a los recursos necesarios. La carga económica de este viaje, junto a la necesidad de tener servicios de guardería y permiso en el trabajo, pueden ser inasumibles.
Como resultado, dónde vive suele condicionar si vive. Los pacientes rurales suelen ser diagnosticados en una etapa más avanzada y tienen menos probabilidades de recibir un tratamiento apropiado, recibir un seguimiento o servicios de asistencia, o que se les incluya en ensayos clínicos que pueden representar sus mayores posibilidades de sobrevivir Estas dificultades pueden conducir a interrumpir el tratamiento, y estas barreras están conformadas por el considerable solapamiento entre rural e indígena, bajos ingresos y población de más edad.
5. Discriminación por edad
La edad que tenga no debería determinar la calidad del tratamiento de cáncer que recibe; aún así, esta es la realidad para muchas personas. El cáncer puede desarrollarse a cualquier edad, pero el riesgo de que esto ocurra aumenta considerablemente con el tiempo. De hecho, más de la mitad de las personas con cáncer tienen 65 años o más. Debido a que los primeros síntomas de un cáncer pueden confundirse con dolores cotidianos o enfermedades leves asociadas a la edad, muchos cánceres en pacientes de edad avanzada se diagnostican tarde. Esto se ve agravado por la ausencia de programas y servicios diseñados para responder a las necesidades de las personas de más edad. Además, a pesar de que más personas mayores son diagnosticadas con cáncer que personas jóvenes, las personas mayores están muy poco representadas en la investigación que establece los criterios de los tratamientos del cáncer. La discriminación por edad que impregna a las culturas e instituciones es un gran factor que contribuye a estas desigualdades.
Cancer y envejecimiento
Los estudios destacan que a la población mayor se le niega el tratamiento del cáncer1, 2, 3.
- Una alta proporción de mujeres mayores con alguna forma concreta de cáncer de mama reciben memos quimioterapia que las mujeres más jóvenes, a pesar de que la eficacia del tratamiento esté demostrada.
- Más del 70 % de las muertes causadas por cáncer de próstata se producen en hombres con más de 75 años, que suelen tener una enfermedad más agresiva. Sin embargo, pocos pacientes mayores reciben tratamiento para un cáncer de próstata localizado, en la mayoría de los casos se les niega el acceso a la quimioterapia si tienen una enfermedad avanzada.
- El cáncer de colon es otra enfermedad que afecta a las personas mayores de manera desproporcionada; aún así, la evidencia indica que no se están proporcionando tratamientos adecuados a los pacientes mayores.
6. Condición de refugiado y desplazamiento forzado
En países que se enfrentan a inestabilidad política, económica y social − por guerras, insurrección social o desastres naturales − las organizaciones contra el cáncer tienen que gestionar una angustiosa escasez de recursos o incluso un colapso completo de los servicios sanitarios básicos. La mayoría de las personas en una fase avanzada del cáncer en zonas afectadas por guerras, por ejemplo, simplemente no consiguen el tratamiento adecuado, ya que las regiones se vuelven inaccesibles, los hospitales y los centros sanitarios se ven dañados o destruidos y los profesionales de la salud pueden estar heridos, fallecer o estar desplazados.
Además, los pacientes de cáncer en zonas de conflicto o posconflicto, así como los refugiados que huyen de estas zonas, experimentan un conjunto de obstáculos único, incluidos traumas emocionales o físicos, recursos económicos limitados y barreras lingüísticas o culturales que pueden afectar al acceso a un tratamiento del cáncer eficaz.
7. Homofobia, transfobia y discriminación asociada
En el mundo, las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer e intersexo (LGBTQI) se enfrentan a hostilidad y discriminación de parte de su entorno. También son más susceptibles a sufrir la ignorancia o los prejuicios descarados de los profesionales de la salud. Además, el miedo a un mal trato por parte de los centros sanitarios lógicamente aleja a mucha gente de un tratamiento rápido y eficaz contra cáncer.
Tal discriminación se cobra un pernicioso peaje y puede conducir a comportamientos conocidos que aumentan el riesgo de cáncer, como la bebida, fumar o el consumo de drogas ilegales, ya que se buscan maneras de automedicarse y hacer frente un mundo que en demasiadas ocasiones es hostil con la propia existencia de las personas.
8. Obstáculos en la atención a personas con discapacidad
Hay más de mil millones de personas con discapacidad en todo el mundo y muchas sufren discriminación sistemática al acceder a la atención médica, una situación que empeora los resultados generales y especialmente los relativos al diagnóstico y la atención del cáncer.
Las personas con discapacidades no solo suelen requerir atención médica específica para su discapacidad, sino que necesitan atención médica general, como servicios relacionados con la prevención, la detección, el tratamiento y la atención del cáncer.
Y es precisamente ahí donde las personas con discapacidad experimentan discriminación en el sistema y obstáculos para acceder a los servicios y recibir atención, además de problemas financieros.
Los obstáculos suelen estar relacionados con actitudes, creencias y conductas (obstáculos de actitud) por parte de los cuidadores; con factores organizativos o de comunicación, como información, recetas y otros servicios no adaptados para personas con discapacidad auditiva o visual; y con barreras físicas como dificultades de transporte, equipos médicos inaccesibles debido a la altura o la discapacidad física o falta de servicios o rampas y habitaciones accesibles para acomodar a personas en sillas de ruedas o con otras discapacidades.
Por todo ello, las personas con discapacidades tienen menos probabilidades de recibir atención preventiva tanto para el cáncer como para otras enfermedades no transmisibles, por lo que son más proclives a sufrir obesidad y enfermedades cardiovasculares. Según la OMS, las personas con discapacidad tienen tres veces más probabilidades de que se les niegue atención médica, cuatro veces más de ser tratadas mal en el sistema sanitario y un 50 % más de sufrir dificultades financieras extremas.
Para ver más información sobre los obstáculos de las personas con discapacidades al acceder a servicios de salud y cómo afrontar estos problemas, lea el artículo “ Greater access to health services for people with disabilities (Mayor acceso a los servicios saniarios para las personas con discapacidad)”.
1. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34043411/
2. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29925401/
3. https://www.bmj.com/content/348/bmj.g1614
Entender la desigualdad es el primer paso
La desigualdad está en todas partes. Estos siete factores representan solo algunas de las maneras en que las personas de todo el mundo, de toda condición, se ven privadas de tratamiento contra el cáncer. La verdad es que no se puede hacer una lista completa, existen incontables barreras injustas para acceder a un tratamiento de calidad contra el cáncer, y muchos de estos prejuicios están profundamente arraigados en nuestras culturas y sistemas sanitarios.
Pero los obstáculos existen para poder superarlos. Hay esperanza. El primer paso es reconocer la desigualdad cuando la veamos. Solo entonces podremos empezar a cuestionar nuestras propias suposiciones y prejuicios, atender a los puntos de vista de las personas que conviven con el cáncer y luchar para acabar con las desigualdades de una vez por todas.